Salvador Cayetano Carpio

 

El Partido Marxista Leninista del Proletariado

 

Cuaderno No. 6

 


Escrito: Octubre, 1982.
Publicado por vez primera:  En El partido marxista leninista del proletariado, para uso interno de las Fuerzas de Liberación Popular "Farabundo Martí" (FPL) en El Salvador, 1982.
Versión digital: Centro Histórico Revolucionario Salvadoreño "Salvador Cayetano Carpio - Comandante Marcial".
Fuente del texto actual:  Salvador Cayetano Carpio, Nuestras montañas son las masas, 1999.
Esta edición: Marxists Internet Archive, mayo de 2009.


 

 

Sobre el centralismo demodrático

Lenin encontró que para el funcionamiento interno de este Partido proletario es el Centralismo Democrático la base de su funcionamiento.

Estaba diciendo que la proletarización del Partido es una práctica integral. Se trata de dominar la teoría del Marxismo-Leninismo que es la teoría del proletariado. Pero además ponerla en práctica y tomar conciencia y practica de su proletarización. Para esto no basta con sólo el elemento del porcentaje del proletariado dentro del Partido, sino que además este Partido debe asumir las características principales del proletariado. Asumir los objetivos fundamentales del proletariado como su causa propia. Proletarización significa no sólo la teoría Marxista, sino que su práctica y además los intereses del proletariado por parte del partido y tomar las cualidades fundamentales del proletariado. Con ese concepto Lenin concibió la base del funcionamiento de este partido proletario revolucionario en el Centralismo Democrático. Fíjense que Centralismo Democrático está integrado por la combinación de dos elementos: el elemento de la Centralización férrea Leninista del Partido y el elemento de su funcionamiento democrático, ambos aspectos dialécticamente combinados.

El Partido del proletariado tiene que ser estrictamente centralizado en todos los aspectos; en primer lugar, una centralización que parte de su ideología, una sola centralización en ideología. En su línea general estratégica, político-militar, en la aplicación práctica política y militar de esta línea, tiene que venir de un sólo centro, es decir debe haber una Unidad Ideológica, una Unidad Política, basada en una sola línea estratégica político militar revolucionaria y eso permite cohesionar a todos los miembros y organismos del Partido en una sola voluntad y en una sola dirección de acción. En ese sentido, dentro del partido del proletariado no se permite la formación de fracciones ni de grupos que estén al margen de la Dirección Centralizada y en eso el Partido del Proletariado se distingue de todos los Partidos pequeño-burgueses que están formados por agrupamientos diferentes dentro de si. En el Partido hay una sola ideología, una única línea, que cohesionan en una sola voluntad y en una sola dirección de acción de todos sus miembros.

Firme Centralización

En el Partido no se permiten fracciones ni grupos que puedan conformar corrientes y eso es lo que le diferencia a los partidos pequeño burgueses. El Partido de la Clase Obrera no permite corrientes en su seno.

Los partidos pequeño-burgueses tienen un montón de corrientes. Son conjuntos for­mados por pensamientos diversos. El partido del proletariado no admite corrientes, no admite grupos internos, ni admite fracciones. Hay diferentes escalones en un proceso para llegar a formar fracción: primero se forman pensamientos diversos y luego se forman agrupamientos pequeños o grandes y finalmente se forma la fracción, que es ya convertir una corriente y grupo que surja en otro centro paralelo. Dotarlo de otra dirección, paralela a la Dirección Central. Al margen de la Dirección Central, el agrupamiento fraccional se va formando por individuos que coinciden en una corriente diferente del pensamiento y de la línea estratégica o. táctica y van coincidiendo, van formando un círculo y finalmente adquieren una dirección reaccionaria paralela a la dirección central.

Elementos básicos del Centralismo del Partido es que ningún miembro de dirección ni de base puede, dentro la centralización proletaria de la organización, hacer propaganda a sus propios puntos de vista que no estén expresando los acuerdos, la línea y los puntos de vista y decisiones tomadas por el Comando Central y el Consejo.

Los acuerdos fundamentales de línea los toma el Consejo. Allí comienza la centraliza­ción. El Comando Central los aplica, plasmándolos en las líneas políticas en cada momento determinado y la Comisión Política ejecuta los acuerdos del Comando-Central. Ningún miembro de partido, ni de la Comisión Política, ni del Comando Central, puede salirse de los acuerdos que toma en determinados momentos el Comando Central, ni andar propagando su propio punto de vista que no esté de acuerdo con ellos. Sino que es el Comando Central en su conjunto el que debe aprobar una línea y no cada miembro propagar su pro­pio punto de vista: ya sea la Comisión Política, ya sean Comisiones, o ya sean simples miembros, porque entonces esto conduce a una fragmentación que debilita totalmente al Partido. La condición centralizada estrictamente del Partido es lo que le da precisamente su potencia de fuerzas, porque une todas las voluntades en su torrente común de lucha contra el Imperialismo y contra los enemigos internos. Eso es lo que hace precisamente que sea una organización de una calidad superior, esta centralización, esta voluntad única: aún cuando algún compañero no esté convencido totalmente digamos de la línea, de algún punto de esta línea. Eso es posible, pero lo que une es precisamente que está comprome­tido a cumplir esa línea como los demás, con todo el entusiasmo. Por eso es importante el conocimiento que se adquiere de la base, luego la discusión colectiva, luego la toma de determinaciones básicas a través del centralismo democrático. Muchos acuerdos se toman por unanimidad, pero cuando no se logra un acuerdo, se toma por votación y la minoría tiene que acatar ese acuerdo aunque no haya estado de acuerdo con él. Por ejemplo, yo he sido el más abierto defensor de una propuesta y estoy seguro de que esa propuesta es la correcta, entonces yo honestamente tengo la obligación de aportar todos los elementos necesarios para que esa propuesta sea tomada como decisión y no haría bien si en forma liberal me plegara desde el principio sin aportar los elementos que puedan ayudar a comprender que esa es la propuesta correcta. No haría bien si me plegara en forma liberal para no contradecir a los compañeros. No haría bien en no defender con argumentos, con análisis, con informes, la propuesta que yo considero honestamente correcta. Pero media vez se tome la votación (y eso vale para todos los órganos del Partido), media vez se toma la votación, si mi propuesta no ha sido aceptada, desde ese momento yo tengo que ser el más entusiasta aplicador de la decisión que ha sido tomada. Esa es la condición de cohesión dentro del Partido, no importa que yo no esté convencido de que esa propuesta ha sido correcta o no ha sido correcta, porque en el Partido del Proletariado se adopta el principio dialéctico de que es la vida, la práctica la que demuestra cuáles cosas son correctas y cuáles cosas son incorrectas. Desde ese momento que se ha tomado un acuerdo, los compañeros que tenían una propuesta que quedó en minoría, tienen dos deberes fundamentales:

1. Aplicar aquella línea, con todo el entusiasmo; es decir no regatear la aplicación porque entonces sale perjudicada la línea tomada, sino que aplicarla con entusi­asmo como si yo hubiera estado convencido desde el principio, como si yo hubiera hecho esa propuesta.

2. Ponerme „zipper" en la boca y no andar propagando mi propuesta anterior, sino dejar que sea la vida la que demuestre que yo tenía la razón, o que no tenía razón y entonces el Partido sale ganado, ya sea en uno o en otro caso.

Si yo tenía razón, es valioso que yo pueda precisamente en los balances exponer. Es decir, nuevamente cuando se vuelva a hacer la síntesis; pero no estar fregando a cada momento, ni andar regando mi punto de vista contrario a los acuerdos del Co-Cen o de los otros organismos, ni volviendo a pedir consideraciones en todas las reuniones; sino que ya, cuando la vida ha demostrado la certeza o lo no justo. Entonces, cuando se llegan los balances de la aplicación de las líneas, allí se ven las debilidades y los aciertos y entonces, allí les puedo decir yo a los compañeros, „Miren, fíjense, que la propuesta que yo hice, era por esto y por esto y el acuerdo tomado no ha marchado mucho y no es porque no hayamos puestos entusiasmo, sino que porque realmente lo que se acordó tal vez no era lo más adecuado, sino que era esto y esto". Entonces volver a exponer y eso es valioso, porque en esa purificación de línea, como ya decíamos, de la masa hacia la dirección y luego, nuevamente de la dirección a su aplicación en la masa, y en la vida, viene nue­vamente su consideración, su balance, para poder sacar la línea más depurada y luego otra vez se va a la práctica.

Entonces esa sabiduría que va adquiriendo la dirección, tiene como condición que se cumplan los acuerdos y que no antojadizamente se anden propagando líneas que se con­sideran que para el futuro van a ser las mejores, pero que en un momento determinado están vigentes los acuerdos del Comando Central en cuanto a la aplicación de una línea determinada. Entonces el Centralismo-Democrático tiene ese elemento que es el de la supeditación de la minoría a la mayoría.

Otro elemento que tiene el Centralismo es el que ya dije, que no permite direcciones paralelas. El que abandera o fomenta una corriente o fracción dentro del Partido, está cometiendo traición. El Partido no permite en lo absoluto que se formen direcciones para­lelas, centros de dirección paralelo. El partido no puede permitir dos direcciones. Debe realizarse la lucha ideológica que permita rescatar o hacer entrar el Centralismo

Democrático a aquellos que puedan inclinarse a formar una Fracción, y en último caso no se puede admitir que funcione una fracción.

Y en un Partido en guerra, precisamente eso es un daño todavía mucho mayor que se le hace al Partido y a la revolución.

Supeditación de los organismos inferiores

a los superiores y de lo individual a lo colectivo

El otro elemento es la Supeditación de los organismos inferiores a los superiores. El Co-Cen, Comando Central, está completamente supeditado a los acuerdos del Consejo, e incluso es el Consejo el que elige al Comando Central. El Comando Central en el momen­to en que considere que es necesario.

Luego, la supeditación de la Comisión Política al Comando Central. La Comisión Política no puede transpasar los acuerdos del Comando Central, sino que está supeditada a esos acuerdos. El Comando Central tiene sus instrumentos de trabajo que son las Comisiones Nacionales. Las Comisiones Nacionales están supeditadas al Comando Central y en su efecto, es decir cuando el Comando no está reunido, están supeditadas a la Comisión Política. Luego; las direcciones de zonas, de subzonas, y los demás de localidad, etc. en su orden, y finalmente las células, están supeditadas a sus direcciones inmediatas y a los órganos superiores.

Entonces la Centralización es una centralización que viene desde el órgano superior Consejo y Co-Cen, que son la suprema dirección central; luego comisiones políticas, comisiones nacionales, que son instrumentos de trabajo del Co-Cen, y luego direcciones zonales, direcciones subzonales y células. Dentro de las células a veces se habla de formar células madres. Realmente las células no son órganos de dirección, son la base. A veces, por necesidad, la célula comienza en un período provisional, tal vez como a crear otra célula, pero una célula no es órgano de dirección interno de partido, sino que la célula o las células tienen que depender de sus respectivos organismos, ya sea subzona, ya sea comisiones de población, municipales, ya sea por dirección de Partido de barrio, o incluso una dirección de partido en una fábrica en donde ya tengamos 5, 6, 7, 8 células. Entonces, si, pero una célula para otra no es órgano de dirección.

La Célula es la base del Partido. Así va la supeditación a los órganos superiores de los órganos inferiores hacia los superiores y esto forma la centralización. Los acuerdos del Consejo, del Co-Cen, de la Comisión Política en aplicaciones de los del Co-Cen, tienen que ser aplicados estrictamente por las direcciones de zona, luego las direcciones de subzona tienen que acatar los acuerdos de las direcciones de zona y así sucesivamente, y las células tienen que acatar los acuerdos de sus órganos de dirección central y de los órganos de dirección intermedia.

Esa es la dinámica del funcionamiento del Centralismo en el aspecto orgánico. Luego viene otro aspecto que es el siguiente: la supeditación del individuo al colectivo, ese es el otro aspecto del Centralismo Democrático; es decir que no son los intereses del individuo los que tienen que primar sobre los intereses del colectivo, sino que éste tiene que sujetarse a los intereses colectivos, los intereses personales tienen que supeditarse a los intereses del Partido y a los intereses del colectivo. Es decir, el individuo está supeditado al colectivo. Ese es otro aspecto del Centralismo Democrático.

El Partido del Proletariado tiene no sólo el carácter de Centralización estricta, de disciplina estricta, de disciplina férrea conciente y voluntaria. A veces hay quienes no interpretan bien lo de voluntario; Es lo siguiente: Desde el momento en que entra uno al partido, voluntariamente toma determinadas obligaciones, supedita sus intereses al colectivo, lleva a cabo estrictamente la línea de la organización, etc. Es decir toma todas esas obligaciones voluntaria y conscientemente. De allí que la disciplina, aunque uno no está de acuerdo con algo, la disciplina tiene que llevarla a cabo en forma estricta por conciencia, porque uno está conciente de que si no, se debilita el partido. Si cada uno, cada persona dentro del Partido tuviera la posibilidad de llevar a cabo su propio punto de vista, entonces aquí no hay partido. Por eso, la disciplina tiene que ser estricta, basada en la conciencia revolucionaria, adquirida al entrar al Partido y en la voluntad que uno ha demostrado al entrar al Partido. Disciplina basada en la conciencia, no significa que uno está escogiendo qué acuerdo aplicarla "porque no tengo voluntad de aplicar esto o voluntad de aplicar este otro". Eso seria prácticamente no tener partido, no haber disciplina única para todos. Significaría tener tantas disciplinas cuantos individuos tiene el partido.

Disciplina Férrea y Única

Y hay otro elemento en cuanto a la conciencia y a la disposición: que esta disciplina es incondicional. Incondicional, porque se basa en las normas de funcionamiento de los organismos. Eso es bien lógico, porque si una persona pone condiciones, eso quiere decir que allí realmente no hay centralización, ni hay disciplina. Si yo pongo condiciones, por ejemplo de que „este acuerdo lo voy a aplicar bien, pero éste otro lo voy a aplicar pero con estas y estas condiciones o no lo voy a aplicar, o lo aplico si previamente se cumplen estas condiciones", realmente no habría centralización, ni habría partido verdadero. Por eso el Centralismo exige disciplina férrea, incondicional, basada en la conciencia revolucionaria y en la voluntad revolucionaria y además se combinan estas características de la centralización con el funcionamiento democrático.

Funcionamiento Democrático

¿Qué quiere decir funcionamiento democrático? Que los organismos y los miembros así como tienen deberes, tienen también determinados derechos democráticos. Por ejemplo, dentro de los estatutos se establece: los miembros tienen derecho a ser electos para los distintos cargos, para los cuales muestran capacidad debida.

Según los estatutos, desde los dos años de ser miembro del Partido, puede ser electo para consejal y por tanto, el Consejo puede elegirlo para miembro del Comando Central, Comisión Política, etc. Ese es un derecho de los miembros, el derecho de que se le confía por parte del Partido los cargos de responsabilidad, de comenzando por la célula y demás cargos de responsabilidad para los que hayan demostrado capacidad y disposición efectiva en la práctica. Esto es una cosa de vital importancia para el Partido. El Partido sólo puede tener una vida dinámica si se va vigorizando con los cuadros, con los miembros más concientes, activos y entregados a los intereses de su pueblo; si se va vigorizando y fortaleciendo. Una de las características principales de las FPL, por la cual el enemigo no la pudo destruir ni siquiera en sus primeros años, cuando era apenas un pequeño grupo de compañeros, es que su Dirección se ha ido renovando con sangre extraída de la propia lucha, con fuerzas nuevas con compañeros que se han ido forjando en el sacrificio de la guerra y se han ido convirtiendo en jefes, en dirigentes.

Las FPL tuvo su gran vitalidad por eso, porque su núcleo inicial se fue renovando con los nuevos compañeros, enriqueciéndose (no era un grupo cerrado), con los compañeros revolucionarios que se iban forjando en la lucha. Así fue como el compañero Felipe Peña, compañera Eva, Chico, distintos compañeros, fueron fortaleciendo los órganos, las comisiones de dirección, y de esa manera nuestra organización pudo transpasar los ciclos más difíciles.

Ahora estamos en guerra, ahora ese proceso es bastante más difícil, porque la renova­ción tenemos que hacerla a través de los estatutos que aún no preveen totalmente la situa­ción en la cual el Consejo no pueda reunirse. Pero esa situación si se prolonga mucho tiempo, puede conducir a aniquilar los órganos de dirección, a que un pequeño número de compañeros tenga sobre si enormes responsabilidades e incluso que se vayan desfazando de la situación, que se vayan burocratizando, sin tener el contacto vivificante de nuevos miembros que la misma revolución ha ido dando.

Este es verdaderamente un peligro para nuestra organización: el aniquilamiento de su dirección, el no renovamiento con los nuevos revolucionarios que se han distinguido en las FAPL, en las FPL y entre las masas. Entonces una cosa importante es el problema de los cuadros para el desarrollo del Centralismo Democrático, para la misma aplicación de la Democracia, porque cada compañero tiene el derecho, no sólo la obligación propia, sino el derecho de que el Partido le dé las condiciones para ir ampliando sus conocimientos, preparándose práctica y teóricamente más y también con mayores responsabilidades que le permitan irse desarrollando como cuadro.

Por eso, la política de cuadros es una de las cosas fundamentales para llevar a cabo los derechos democráticos de los mismos.

Otro es el derecho a que no se cometan injusticias contra un miembro. Por eso, por ejemplo, en la escala de penas, de sanciones se establece que cada compañero tiene dere­cho a defenderse de los cargos graves, por ejemplo la suspención, pero más todavía la expulsión o sea quitarle el grado de miembro a un compañero, se ha previsto dentro de los estatutos (precisamente para garantía de los derechos democráticos de los miembros), que la expulsión como miembro, es decir bajarlo de calidad de miembro a aspirante o a colaborador sólo puede ser puesto en práctica después de haber sido estudiado por la Comisión Política.

El grado de miembro se lo puede dar la Comisión de Organización e incluso el órgano superior de las células en consulta con la Comisión de Organización: pero la separación de un miembro o sea la expulsión temporal o definitiva de un miembro de la organización, eso tiene que ser sobre la base de un juicio, más bien dicho, que se estudie el caso en forma seria, que se lo dé oportunidad al compañero o compañera de exponer su defensa y de que sólo puede ser últimamente aprobado por una última instancia que es la Comisión Política; de manera que cuando una célula puede llegar a determinar y decir „bueno este compañero no merece ser miembro", debe pasar el caso con su opinión a un organismo superior, digamos su subzona o su zona o la Comisión que la dirige y esta Comisión también podría llegar a la conclusión de que la opinión colectiva de los compañeros es correcta y pasarlo entonces a la Comisión de Organización. Pero la expulsión tiene un último término: hay ? una instancia que es la Comisión Política. Eso es parte de los derechos democráticos.

Interrelación entre Dirección y Base

Pero en lo democrático también está la siguiente: la necesidad de la fluidez de los acuerdos; es decir que como ya vimos, esto va en dos sentidos: que las direcciones tienen que conocer, tienen que tratar de consultar, de recoger desde las raízes, desde las bases y de direcciones intermedias, la situación, su opinión sobre las cuestiones modulares, para poder recogerlas en la elaboración de las decisiones básicas y al mismo tiempo hacer llega éstas a las direcciones intermedias y bases. Esto significa una fluidez en la comunicación y funcionamiento. Es decir, esto no es un embudo de abajo para arriba, que la dirección sólo recibe, sino que también a su vez es una obligación de la dirección de mantener informada de los acuerdos medulares y de la situación a la base y a sus órganos, a todos los órganos. Muchas cosas naturalmente tienen que ser informadas compartimentadamente, de acuerdo con las tareas y misiones que tenga cada escalón. Pero la Dirección Central, tiene la obligación de estar manteniendo informado de la situación política, de la situación general, a las bases y a los organismos intermedios, para que éstos pueden cumplir mejor sus tareas, porque por ejemplo: Aparece Radio Venceremos diciendo que se van a hacer negociaciones dentro de 8 días o que estamos dispuestos a hacer una negociación, inme­diata sin condiciones, etc. Entonces, ¿Cómo van a aplicar la línea de nuestra organización o saber si nuestra organización tiene exacta ese pensamiento como organización, cómo van a aplicar nuestra línea los miembros, los cuadros, si no tienen la argumentación, los elementos que la organización tiene para tomar determinada línea? Allí está obligada la Dirección Nacional a dar aquellos elementos que no sean secretos, secretos de guerra, y sin descompartimentar para dar todos aquellos elementos para que los compañeros diná­micamente cumplan la línea correcta de la organización, para que no se dejen confundir por determinados compañeros que vienen de otras corrientes, que expresen puntos de vista que no son de nuestra organización.

Los órganos internos deben de tener el sello de la Organización y que deben tener los canales de orientación de la Dirección, para mantener las propias características y la pro­pia imagen y la orientación cómo organización, como el Partido del Proletariado.

La Identidad de Partido

Es vital que la gente de nuestra Organización, cuando lea algo que es de la Organización, vea que es de la Organización del Proletariado, de nosotros, que se está guiando por nues­tra línea, de su dirección, porque todavía no nos hemos fundido 5 direcciones en una sola, sino que todavía para nosotros el Centralismo es el Consejo, el Comando Central, la Comisión Política de las FPL. No es la Comisión Política del PRTC, del ERP. Ellos tie­nen su comisión política propia, su propia centralización y la obligación de acatar los acuerdos de „su" dirección, mientras todavía tengan funcionamiento como Partido.

Mientras nosotros tengamos funcionamiento como Partido, y precisamente la tarea más grande es que ese funcionamiento sea del verdadero Partido Marxista-Leninista, para nos­otros la voz que vale es la voz de nuestros órganos de dirección y entonces mal haríamos nosotros por ejemplo, si en un documento del Comando Central o del Consejo o de la Comisión Política para nuestros miembros y como parte de nuestra vida interna, mal harí­amos con comenzar diciendo: „El FMLN-FDR ha acordado tal cosa y, por tanto," etc., y solo referirse a los argumentos y acuerdos del FMLN-FDR, eludiendo la obligación de orientar como Partido a su membresía. Con tal método despersonalizaríamos totalmente por dentro a nuestra organización, disminuiríamos la mística de nuestra organización y desacostumbraríamos la obligación de nuestros miembros de acatar sólo las órdenes de nuestra Comisión Política y del Comando Central. La misma Comisión Política estaría despersonalizándose ante sus miembros porque es Comisión Política de las FPL, no es un conducto político general. Todavía, lamentablemente, no se ha podido, ni se podrá formar por ejemplo en pocos meses, el Partido Único de la Revolución. Tenemos la situación de que hay cinco comisiones políticas diferentes, cinco direcciones nacionales diferentes y no sabemos si también hay cinco consejos o congresos diferentes. Entonces tenemos que ser serios en cuanto a dar la personalidad de nuestra propia dirección y de nuestra propia organización.

Y nuestros miembros lo que tienen que acatar son los acuerdos de nuestra Organización y no los acuerdos genéricos que nos vengan por los distintos radios, sino que es nuestra Organización la que va a decir si tales acuerdos del FMLN son correctos y si nosotros nos hemos comprometidos, y sólo cuando nuestra dirección diga que esos acuerdos han sido ya tomados como propios por nuestro partido, por nuestra organización, sólo entonces nuestros compañeros saben que están cumpliendo bien. Por esto debe de haber una inter-relación, la fluidez de las comunicaciones de abajo hacia arriba para capacitar a nuestra dirección de tomar buenas decisiones y la fluidez también en sentido contrario: de que nuestra dirección tiene la obligación de mantener informado de sus enfoques, de sus acuerdos y de sus razones a la base, a las direcciones intermedias, a las comisiones, etc. Omitiendo, naturalmente lo secreto y compartimentado. Pero dotando a los organismos, cuadros y miembros de los elementos y argumentos necesarios que les permitan aplicar, defender y llevar a las masas la orientación del partido. Ese es parte del funcionamiento democrático.

Entonces como ven, ya vamos a agotar los elementos fundamentales de Centralización, ya vimos también algunos elementos fundamentales de lo democrático. Faltaría aquí expresar lo siguiente: en lo democrático el Partido debe funcionar de tal manera que dé la posibilidad de que todos los miembros participen en la elaboración de los acuerdos fun­damentales. Todavía, nosotros no hemos llegado a tener Congreso. Congreso es diferente que Consejo. Nosotros tuvimos que formar Consejo porque no había posibilidad de Congreso, además posiblemente ya va a ser posible en una reestructuración de Estatutos, porque el Congreso le da un carácter más democrático a la voluntad, a la opinión de sus miembros.

Consejo Revolucionario y Congreso

El Consejo Revolucionario es electo por el mismo Consejo. ¿En que sentido? Al consejo todos los consejales tienen derecho a presentar candidaturas para nuevos consejales y el mismo consejo elige a los consejales, después de la valoración de los candidatos presen­tados.

El Congreso es diferente. En el Congreso las condiciones son más democráticas; el Consejo es más centralizado, sus elecciones también. Pero el Congreso es centralizado con mayores elementos democráticos. ¿Qué quiere decir eso? Al Congreso tienen que asistir naturalmente los miembros del Comando Central con derecho propio. Pero no es el Congreso el que elige, sino que son los órganos y las bases las que eligen sus represen­tantes al Congreso.

Por ejemplo cada número determinado de células eligen a un congresal. La elección es en la base. Este Congreso está formado por congresistas electos en las bases y no electos allá arriba, sino que van enviados de aquí.

Las Direcciones de Zona tiene derecho a elegir uno o dos y en la elección en la base tienen que aquilatarse cuál es el mejor compañero que se va al Congreso. Así es como se forma el Congreso.

Nuestra organización posiblemente necesite ya, que los que tengan honor de ser congresales, sean escogidos por sus propios compañeros en elección. Así los que pasen a ser miembros del Co-Cen (o Comité Central), y de la Comisión Política han sido previamente aquilatados por los organismos y las bases.

Esto es una ampliación del elemento democrático dentro de lo que se llama Centralismo Democrático. Como vemos, el Centralismo Democrático es una combinación que lleva dos elementos lo más dialécticamente posible y armónicamente posible combinados: los elementos de centralización estricta y los elementos democráticos que permiten a la membresía expresar también su voluntad a través de las decisiones tomadas por los órganos supremos.

En este sistema, esa expresión de la voluntad de las bases es mucho más clara, mucho más fresca: pero además deben de darse mecanismos para que las células y los organismos intermedios hagan propuestas, que puedan hacer llegar sus opiniones, sus sugerencias y sus criticas hasta los órganos que correspondan. Eso no es sólo un deber, sino también un derecho y por tanto deben de establecerse los mecanismos que puedan conducir la opinión de las células y de los organismos a la Dirección. De lo contrario si no se lleva a cabo esta regla democrática, la dirección se convierte en algo enquistado en sí mismo, en una dirección separada digamos del pensamiento de la membresía y de los problemas reales que existen.

El Partido en Guerra Popular

Aquí es necesario tomar en cuenta un elemento que no es antojadizo, sino que es de la pro­pia realidad de la lucha y del propio proceso: nuestro Partido, las FPL, y en su conversión en el Partido Marxista-Leninista, es un Partido en guerra, es un Partido que tiene que dirigir lo militar, lo político y lo externo, pero dentro de una guerra popular, encarniza­da, cruel. Que tiene que conducir hasta la victoria dentro de las situaciones sumamente complejas de la zona y de nuestro proceso. Esto hace que algunos aspectos democráticos se vean limitados y no es posible cumplirlos con toda amplitud, pero es que no es lo mismo en un momento en que hay bastante posibilidad de moverse libremente de salir a plazas públicas, de organizarse en lo abierto bastante ampliamente, que cuando los escua­drones fascistas andan tratando de adivinarlo hasta en los ojos a la gente, que si esta gente es progresista para matarla. No es lo mismo.

En tales condiciones, algunos elementos básicos de la vida del Partido tienen que acentuarse más: la clandestinidad tiene que ser muchísmo más estricta, la secretividad tiene que ser muchísimo más estricta, las reglas de seguridad y compartimentación tienen que ser más estrictas que en tiempos que podría llamar "normales". No es lo mismo como se manifiesta y se mueve un Partido abierto y legal.

No es lo mismo como se puede mover un Partido Marxista de la clase obrera en donde muchas de las reglas de compartimentación no son tan necesarias, que lo que debe hacerse por ejemplo en El Salvador. Es una distancia como de la luna a la tierra, o quizás mayor de la luna, la del sol, una distancia enorme.

La guerra obliga y la guerra es un hecho objetivo que no le estamos inventando. Ya no estamos en teoría, por suerte, en la cuestión de la guerra; sino que es una verdadera gue­rra popular. Algunos aspectos democráticos tienen que limitarse y al mismo tiempo tiene que ampliarse la compartimentación, clandestinidad, secretividad, reglas de secundad para todos los organismos, adentro y fuera. Porque son organismos de este partido, de esta Organización en guerra; son células de un partido en guerra. Esto hay que tomarlo en cuenta para su funcionamiento.

De lo contrario, este partido sin esas células de partido en guerra, no podría dirigir el proceso de la guerra y no sólo las células, sino que todos los organismos tienen que considerarse organismos de un Partido en guerra. No sólo las escuadras, las UV, las FES y todos estos miembros de un partido en guerra, sino que todos los miembros del partido en las masas o en cualquier tarea que tienen y todos los organismos y sus bases, es decir, sus células tienen que considerarse que son parte de un partido en Guerra, que tiene que dirigir el proceso político de lo interno del país en condiciones de una guerra dura, que tiene que dirigir el proceso militar, que tiene que organizar sus células en el Ejército, entre las milicias en la población en guerra y que tienen que dirigir el trabajo de un Partido en guerra, en lo externo, en el exterior. Por tanto, las células y miembros de Partido que se encuentran en el exterior no pueden considerarse en otra situación diferente, que la de un Partido en Guerra, y por tanto aún cuando el ambiente no sea exactamente igual el de San Salvador sin embargo tienen la obligación de llevar a cabo las normas estrictas de clan­destinidad en su funcionamiento, de compartimentación, etc. Aunque ellos sientan que actúan "más libremente".

La compartimentación, las reglas de la clandestinidad, de seguridad, tienen que llevarse a cabo también en el sector del Partido del exterior. Les voy a poner un ejemplo: Un "pequeño deslize" en cuanto a cuestiones de seguridad puede costar vida a saber cuantos compañeros. Por ejemplo, uno sabe que un compañero va a salir mañana de aquí, y le dice a un fulano, "mi compa va a salir mañana para allá", y esto se riega donde no debe regarse. ¿Quien garantiza que eso no llegue a los oidos de alguien que esté en infiltración, quién garantiza eso, y que este compañero al llegar allá inmediatamente lo apartan, lo hagan a un lado y le comiencen un chequeo mucho mayor, de sus papeles, de sus bolsillos, de todo, y luego lo hagan desaparecer?

Estas, aunque estén en el exterior, son células de un partido en guerra porque la gue­rra no es sólo contra los títeres del Imperialismo y los servicios la CIA. Y estos están en todas partes y están bajo el seguimiento, es espionaje de querer saber, de oír para poder damos golpes adentro y afuera, donde más nos duela. Por eso es más necesario que afuera y adentro se lleven a cabo bien las reglas de secretividad. No tenemos derecho a exponer la vida de compañeros en lo interno y en lo externo y no tenemos derecho en circunscribir nuestra guerra exclusivamente a los 21.000 km2. Estamos en guerra contra el imperialismo en todo el mundo.

La CIA nos sigue a nosotros en todas partes y el Imperialismo sabe quién es su princi­pal enemigo, cuál es la fuerza más consecuente, el Imperialismo fundamentalmente considera que las FPL es el enemigo principal para él, dentro del pueblo.

Las FPL son la Organización a la que considera irreconciliable y como enemigo a muerte. Y lo dice a cada rato. Porque saben que las FPL-Farabundo Martí están total e indisolublemente comprometidas con la clase obrera y el campesinado pobre y con los intereses fundamentales del pueblo. Y que aspiran, luchan y lograrán el honor de convertirse en el verdadero Partido Marxista-Leninista del Proletariado Salvadoreño.

¡Revolución o Muerte!

¡El Pueblo Armado Vencerá!

MARCIAL

Primer Responsable del Comando Central de las Fuerzas Populares de Liberación FPL

- Farabundo Martí